Este 18 de octubre de 2019, se produjo una implosión por la inviabilidad del modelo neoliberal. El pueblo impregnado de la cultura neoliberal, sin un programa político y económico revolucionario, sin una conducción gremial ni política, fue la suma desorganizada de la atomizada sociedad civil, pero que esta vez estalló en protestas callejeras y saqueos, sobrepasada por las dificultades de sobrevivencia, decía ¡¡Basta al propio Modelo Neoliberal!!
Sin embargo, lo impresionante de la radicalidad y masividad de las movilizaciones, como una serie de olas imparables, pudieron ser fácilmente capeadas por la clase dominante, a través del engaño y de la salida electoral. Los trucos elegidos, fueron los dos intentos fracasados de refundación constitucional, en los que se entregaban algunas pequeñas concesiones inofensivas e identitarias a la masa embravecida, pero mantenían la esencia del modelo y el control del poder en manos del Imperio y la burguesía local. Ninguno de estos dos intentos logró concitar la mayoría popular.
Chile despertó, pero no cambió, por lo menos en el sentido con que muchos se ilusionaron. Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria y sin partido revolucionario, no hay Revolución. Estos hechos demuestran que no son simples consignas, son leyes de la naturaleza y de la historia, que nuevamente confirmaron su implacable veracidad. Es por ello que, a pesar de la innegable indignación de octubre de 2019, lo ocurrido nunca superó el carácter de estallido o revuelta, sin llegar a provocar una revolución social.
A partir del pacto del 15 de noviembre de 2019 que firmó Gabriel Boric a espalda de todo el pueblo, se inicia el proceso de restauración y profundización neoliberal. El imperialismo y la burguesía criolla se reagruparon para reforzar el Estado contrainsurgente (aprobación de 52 leyes en materia de seguridad) y salieron a cooptar a los sectores “progresistas wokes” (alianza de gobierno PS-PPD-DC-PL-FA-PC).
Se inició la política de deconstrucción del espíritu que movilizó a octubre del 2019 y el reforzamiento del Estado contrainsurgente neoliberal, a cambio del acceso de los sectores reformistas y vacilantes, al Botín del Estado, a través de la administración del presupuesto nacional (80 mil millones de dólares) y el empleo de sus militantes y simpatizantes en el aparato estatal burgués.
Lo que está claro es que la tarea del día es superar los vacíos históricos no sólo del Estallido de 2019, sino de las derrotas de 1986 y 1973.
En esa línea, cuando se recuerda esta fecha de indiscutible relevancia, el Partido del Trabajo hace un llamado al pueblo de Chile a retomar el camino de la lucha por una República Soberana Democrática dirigida por las y los Trabajadores ¡!!!!.
Proponemos a todas y todos los Revolucionarios y al pueblo:
- – Es necesaria la unidad de los sectores clasistas y populares en torno a un proyecto nacional, que busque superar el capitalismo neoliberal. Debemos ser capaces de superar El caudillismo, el personalismo, el sectarismo y el hedonismo y las agendas personales que prevalecen por sobre los intereses superiores del pueblo y las tareas que demanda la lucha popular. Debemos pasar a un solo proyecto popular y nacional.
- A discutir y conformar el programa político y económico y las tácticas y estrategias para la lucha por el poder con la mayoría del pueblo, con el 95% de los chilenos marginados y oprimidos por este modelo económico en un “Proceso de acumulación de fuerzas Permanente de Todo el Pueblo por el Programa para Chile: Hasta que la dignidad se haga costumbre”.
- Llamamos a articular una dirección política y social en cada comuna, Asambleas populares comunales en las cuales se unan y coordinen todas las luchas sociales, políticas y económicas de la comuna y se desarrollen mecanismos alternativos al modelo de subsistencia y autodefensa ante este modelo delictual y que se haga cargo de llevar adelante el Proceso de acumulación de fuerzas de todo el Pueblo, el Programa para Chile y las tareas que las coyunturas políticas y sociales demande.
- Todo este esfuerzo debe dar paso a un estado de desobediencia civil generalizado, que desemboque en una crisis para el Estado y el bloque en el poder creando una situación revolucionaria que permita al pueblo con su organización la toma del poder, este proceso debe ir acompañado de un proyecto alternativo no solo a la derecha, sino también al actual gobierno del progresismo pro globalismo estadounidense, que busque la renuncia de toda la casta política putrefacta, de las 3 funciones del Estado (ejecutiva, legislativa y jurisdiccional), en este aspecto es necesario apuntar a la ciudadanía que junto a las reservas moral de la FFAA y Carabineros, propugnen un proyecto transformador, soberano que sitúe a los trabajadores como artífice de un proyecto nacional y popular.
Nuestro partido dice desde ya no más al desastroso y corrupto modelo capitalista Neoliberal, ¡¡no más Presidentes traidores!! ¡¡No más fundaciones truchas!!, ¡¡no más parlamento y poder judicial corruptos!!