En junio de 2024, comenzó a regir el Convenio 190 de la OIT, y en agosto entró en vigencia la Ley 21.643 (Ley Karin). Ambas normativas se orientan a proteger a los trabajadores, especialmente a las mujeres, contra la violencia laboral, el acoso sexual y el acoso laboral. No obstante, a pesar de la entrada en vigor de estas leyes, el gobierno de Gabriel Boric enfrenta una crisis sin precedentes, luego de que uno de sus principales funcionarios, el Subsecretario del Interior, fuera denunciado por violación en contra de una trabajadora del Ministerio del Interior.
Un manejo gubernamental negligente
El escándalo no radica solo en la gravedad del delito denunciado—la violación de una mujer que trabaja en el gobierno—sino en la reacción irresponsable e impropia del Ejecutivo. Tras revelarse una conspiración entre el Director de la PDI y Luis Hermosilla, abogado ligado a Sebastián Piñera, el gobierno adoptó una postura inadmisible. En lugar de denunciar los hechos al Ministerio Público y a la Dirección del Trabajo, autorizó un viaje al sur del país para Monsalves, manteniéndolo en su cargo y sin tomar ninguna medida de protección hacia la víctima.
El gobierno ignoró lo que dicta la Ley Karin y el Convenio 190:
- No garantizó el secreto de la identidad de la víctima.
- No facilitó el tratamiento psicológico necesario.
- No evitó el contacto directo entre la víctima y el agresor.
Además, no se investigó la posible obstrucción a la justicia ni el uso indebido de recursos públicos, como la utilización privada de la PDI por parte de Monsalves. Este manejo refleja analfabetismo jurídico y una completa falta de ética por parte del gobierno.
Feminismo de fachada y silencios que condenan
El silencio de la Ministra de la Mujer y la bancada feminista en el Congreso resulta inaceptable. La ausencia de estas voces en un caso tan grave deja en evidencia que la participación de mujeres en el gobierno es puramente simbólica. Los discursos feministas, que tanto se pregonan, se desmoronan frente a la inacción y el encubrimiento.
Este caso se suma a la discriminación sexual que persiste en empresas controladas por el gobierno, como Codelco, y a la brutal represión sufrida por las estudiantes del Liceo 1. La violencia contra las mujeres no solo se mantiene en las instituciones, sino que parece normalizada en el gobierno de Boric.
El rostro neoliberal del gobierno
Desde su llegada al poder, Boric se ha rodeado de neoliberales y ha traicionado su supuesto proyecto de izquierda, plegándose a los intereses del imperialismo estadounidense y los aliados de la OTAN. Ha enterrado su programa de gobierno junto a los escombros del golpe de estado de la Moneda, dejando al descubierto su verdadera naturaleza: un impostor sin principios ni compromiso con los derechos del pueblo.
Ahora, al caer su máscara feminista, Boric demuestra su falta de decencia y empatía. Ignora la tragedia de una joven de 30 años que pudo haber sufrido la peor agresión imaginable y, en una conferencia de prensa, humilla públicamente a una funcionaria que intenta cumplir su labor. En la Moneda, la violencia laboral está presente y se legitima desde el poder.
Un llamado a reconstruir el movimiento popular
Gabriel Boric no es ni de izquierda ni defiende los derechos de las mujeres. Es un estafador y un embaucador. El Partido del Trabajo de Chile convoca a todo el pueblo a reconstruir el Movimiento Popular y formar una alianza política y social verdaderamente clasista y soberanista, sin personajes corruptos ni prácticas delictivas. Urge elaborar un programa de gobierno auténticamente de izquierda, que defienda los derechos de las mujeres trabajadoras y respete la dignidad de todas las personas, sin importar su género, incluso aquellas que trabajan dentro del Estado.
¡Por un gobierno del pueblo, con justicia y dignidad para todas y todos!
Partido del Trabajo de Chile